domingo, 3 de marzo de 2024

Heavy metal: escenas de guerra

 

Bullets know no heroes, bullets feel no pain.

-- Cobalt Blue (Bullets, 1987)

 

El heavy metal es un género que gusta de hablar de cosas dramáticas y extremas, y por supuesto la guerra es un tema favorito de muchos compositores. Veamos algunas escenas y comentarios críticos de varios grandes exponentes.

Primero, la consabida crítica de cómo la guerra es un sucio juego de poderosos, en donde quienes pelean no son sino carne de cañón, engañados y atrapados en mareas de eventos que no comprenden:

 

Politicians hide themselves away:

They only started the war.

Why should they go out to fight?

They leave that role to the poor.

-- Black Sabbath (War Pigs, 1970)

 


We oil the jaws of the war machine

And feed it with our babies.

As the mad men play on words

And make us all dance to their song:

To the tune of starving millions

To make a better kind of gun.  

-- Iron Maiden (Two Minutes to Midnight, 1984)

 

Ahora pasemos a dos comentarios de cómo es intrascendente el ideal que crees defender, y cómo una vez comenzado el conflicto es casi imposible de detener, pues la furia ciega a quienes en él participan:

 

It doesn’t matter if you're left or to the right

Don’t try to hide behind the cause for which you fight.

There’ll be no prisoners taken when the day is done:

No flag, no uniform ever stopped a bullet from a gun.

-- Thin Lizzy (Out in the fields, 1985)

 

Now the battle is over, the clouds are hanging low
Dead bodies lie on the ground.
Marched into slaughter, lost souls fought in vain
No glory or pride to be found.

-- Yngwie Malmsteen (Soldier without faith, 1985)

 

She asked me name my foe then.

And I begged her give me horses

to trample down my enemies,

So eager was my passion to devour this waste of life.

But she would not think of battle

that reduces men to animals:

So easy to begin and yet impossible to end.

-- Uriah Heep (Lady in Black, 1970)

 

Y de aquí pasamos a las escenas más conmovedoras, que son siempre el conflicto visto y sentido por los soldados atrapados en él:

 

Though Im blind to what I see
They tell me theres an enemy.

-- White Lion (Warsong, 1991)

 

Far away from the land of our birth
We fly a flag in some foreign earth.

-- Iron Maiden (These colors don’t run, 2006)

 

Two soldiers dying, battered and blind
Enemies no more, they've come to find.
Mission forgotten: now brothers in death
They hold each other abreast to the final breath.
So hungry, so cold, we’re only following orders.
We gave our hearts and souls
Brothers we fight. Now frozen in time.

-- Accept (Stalingrad, 2012)

 

E incluso no queriendo pelear, dándose cuenta de que del otro lado de la línea no hay sólo hombres anónimos, sino sus propios hermanos:

Just a mile or so away
Lives my dearest friend in this world.
He wears the Blue and I the Grey
And God it hurts me so.
The last time we were together
I grabbed his hand and I pledged
If I ever draw my sword on you
May the Good Lord strike me dead.

-- Iced Earth (Hold at all costs, 2004)

 

Finalmente, una de las escenas anti-guerra más poderosas que existen: el libro Johnny Got His Gun, de Dalton Trumbo (1938). Él mismo adaptó la historia al cine en 1971 y en 1988 la banda Metallica compuso One, basada en esa historia y usando clips de la película para su video oficial.

Hay una escena cuando Johnny tiene 10 años y le pregunta a su padre qué es la democracia. Éste le contesta, “no lo sé bien, pero como cualquier otra clase de gobierno, tiene que ver con mandar a jóvenes a matarse entre sí.”

Más tarde estalla una guerra y Johnny entra al ejército como voluntario, para irse desencantando y horrorizando lentamente con lo que ve. Finalmente pisa una mina y pierde sus extremidades, así como la vista y la capacidad de hablar. En el hospital, tomando conciencia de su situación y rodeado de doctores y oficiales del ejército, empieza a golpear los barandales de su cama:

- ¿Debemos darle un tranquilizante?

- No, está comunicándose en clave Morse.

- ¿Qué es lo que dice?

- Sólo está repitiendo una y otra vez, “mátenme, mátenme.”

 

Hay un sacerdote presente y un doctor lo lleva aparte, diciéndole,

- Padre, ¿no piensa decirle que se encomiende a Dios?

- Rezaré por este pobre joven, pero no me atrevo a poner a prueba su fe en esta circunstancia.

 

Johnny sigue golpeando su cama.

“Mátenme.”

 

 

 

domingo, 4 de febrero de 2024

Dos nudos, una enseñanza

 

La gente sabia de todas las épocas y geografías encuentra las mismas verdades humanas, pero el temperamento de la sociedad en la que vive —su forma de entender el mundo— le otorga un cariz particular al modo en que las expresa. Por ejemplo, tenemos en Occidente la admonición cristiana que reza, “Dios, dame serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que sí puedo, y sabiduría para conocer la diferencia”. La esencia de este consejo es sin duda muy razonable pero, como  estamos hablando con el Altísimo y pidiéndole algo (como de costumbre), está teñida de cierto tono fatalista y, digámoslo, de desamparo: la actitud de que las cosas buenas provienen necesariamente desde fuera de la propia voluntad y el propio esfuerzo. Veamos un equivalente en la tradición taoísta china, ejemplificada en un cuento proveniente del clásico Los Anales de Lu Buwei (239 a.C.), un libro menos popular que el famoso Tao Te Ching, pero no menos interesante:

Un campesino envió una vez al Rey del Estado de Song un acertijo consistente en dos tramos de cuerda con un nudo cada uno. El rey hizo una proclama llamando a los hombres más avezados para que intentaran desanudarlos, pero nadie pudo hacerlo. Un discípulo del famoso filósofo Ni Shuo se ofreció a ver el acertijo y, tras una larga contemplación, desanudó uno de los tramos, pero no el otro.

Explicó así su resultado, “No es que el nudo tenga una forma de ser desanudado y que yo sea incapaz de hallarla, sino que está en su naturaleza misma que no puede ser deshecho, más que siendo cortado”. Cuando se le preguntó al campesino, contestó, “Es verdad. La naturaleza misma del nudo hace que sea imposible de deshacer. Yo lo sé, porque fui yo quien lo creó, pero ese hombre lo supo sin haberlo creado, así que su discernimiento es mucho mayor que el mío.”

Así que los hombres sabios, como el discípulo de Ni Shuo, se dan cuenta de qué nudos pueden ser deshechos y cuáles no. El corolario de este cuento dice: “Quien sabe usar el conocimiento, usa un principio para responder a diez mil situaciones, y no se ata a ningún método para realizar las cosas”.

Más adelante, abunda de esta forma: “El sabio se mueve libremente sin seguir formas preestablecidas; modifica sus prácticas y cambia sus costumbres y aunque los demás no lo comprenden, lo siguen en su proceder. Aunque parecen separados de la sociedad, no les falta solidaridad con ella”. 

 

 

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Los chinos para todo tienen un cuento, y aquí hay uno acerca de cómo lidiaba Confucio con los trolls, aquí uno de cómo un discípulo finalmente madura lejos de su maestro, y aquí la sabiduría de un granjero que no se dejaba engañar por las primeras impresiones de las cosas.